Puerto de San Sebastián (Besteak San Sebastián / Donosti)
El puerto de San Sebastián es el corazón de una ciudad que encuentra en el litoral cantábrico el sentido profundo de su historia. Sus muelles, diques y dársenas se asientan en el extremo oriental de la Bahía de la Concha, a orillas del monte Urgull, y constituyen todo un símbolo de la guipúzcoa más tradicional, más auténtica. Con sus 375 amarres y 400 plazas de ataque permanentemente ocupadas, sorprende las modestas dimensiones de este puerto pesquero, de forma triangular, que atesora casi un milenio de antigüedad, nada menos. Siempre es buen momento para recorrer el Paseo Nuevo, desde la playa de La Zurriola hasta la encantadora Parte Vieja, y maravillarse ante el pintoresco mosaico de barcos que descansan al abrigo de este emblemático lugar.
Gran parte de la historia de Guipúzcoa está ligada al mar cantábrico, unas aguas caprichosas, cambiantes y de difícil tránsito. Para los romanos era el mare tenebrosum; entre los árabes se le conocía como el «Mar de las Tinieblas». Oscuros apelativos que atestigúan el fuerte respeto que despertaban estas costas en ambas culturas.
Frente a tan recio enemigo, los puertos ofrecían refugio y protección a los navíos, y además contribuyeron enormemente a centralizar el comercio. Si bien debemos las primeras obras portuarias al imperio romano, tenemos que esperar hasta 1180 para encontrar las principales infraestructuras del puerto. Sería Sancho VI el Sabio quien fundaría la villa de San Sebastián, pretendiendo con ello unificar las poblaciones existentes y fomentar las actividades marineras y comerciales, amén de impulsar la exportación de lanas navarras y castellanas. No deja de asombrar la conexión tan profunda que une al pueblo Vasco con estas aguas, a veces temidas, a veces amadas, pero siempre presentes.
En los últimos años, el puerto ha sido objeto de una intensa modernización, como el cierre de la boca occidental, la supresión del viejo Kaierdi o el recorte de Kaimingancho. También los servicios y las instalaciones han sido dotados de la más alta tecnología. Tanto es así que hoy el servicio de vigilancia, la información meteorología o los talleres de reparación y carpintería son un ejemplo de progreso.
Una visita al puerto también es una oportunidad inmejorable para profundizar en su historia. Qué mejor forma de hacerlo que descubriendo el Museo Naval, emplazado en la casa-torre del Consulado, que cuenta con numerosas embarcaciones y fascinantes exposiciones monográficas. Tampoco el Aquarium es una mala opción para aquellos que deseen conocer la fauna cantábrica. Al medio día, nada mejor que dejarse caer por alguno de los pintorescos bares y restaurantes que pueblan la bahía y degustar la excelente gastronomía vasca.
Durante todo el año se realizan salidas de barcos para todos aquellos que busquen un agradable trayecto por la bahía, e incluso los más intrépidos pueden disfrutar del buceo. Y es que el puerto de San Sebastián es una aventura única que no te puedes perder.
Argazkiak lotuta Puerto de San SebastiánGran parte de la historia de Guipúzcoa está ligada al mar cantábrico, unas aguas caprichosas, cambiantes y de difícil tránsito. Para los romanos era el mare tenebrosum; entre los árabes se le conocía como el «Mar de las Tinieblas». Oscuros apelativos que atestigúan el fuerte respeto que despertaban estas costas en ambas culturas.
Frente a tan recio enemigo, los puertos ofrecían refugio y protección a los navíos, y además contribuyeron enormemente a centralizar el comercio. Si bien debemos las primeras obras portuarias al imperio romano, tenemos que esperar hasta 1180 para encontrar las principales infraestructuras del puerto. Sería Sancho VI el Sabio quien fundaría la villa de San Sebastián, pretendiendo con ello unificar las poblaciones existentes y fomentar las actividades marineras y comerciales, amén de impulsar la exportación de lanas navarras y castellanas. No deja de asombrar la conexión tan profunda que une al pueblo Vasco con estas aguas, a veces temidas, a veces amadas, pero siempre presentes.
En los últimos años, el puerto ha sido objeto de una intensa modernización, como el cierre de la boca occidental, la supresión del viejo Kaierdi o el recorte de Kaimingancho. También los servicios y las instalaciones han sido dotados de la más alta tecnología. Tanto es así que hoy el servicio de vigilancia, la información meteorología o los talleres de reparación y carpintería son un ejemplo de progreso.
Una visita al puerto también es una oportunidad inmejorable para profundizar en su historia. Qué mejor forma de hacerlo que descubriendo el Museo Naval, emplazado en la casa-torre del Consulado, que cuenta con numerosas embarcaciones y fascinantes exposiciones monográficas. Tampoco el Aquarium es una mala opción para aquellos que deseen conocer la fauna cantábrica. Al medio día, nada mejor que dejarse caer por alguno de los pintorescos bares y restaurantes que pueblan la bahía y degustar la excelente gastronomía vasca.
Durante todo el año se realizan salidas de barcos para todos aquellos que busquen un agradable trayecto por la bahía, e incluso los más intrépidos pueden disfrutar del buceo. Y es que el puerto de San Sebastián es una aventura única que no te puedes perder.
Puerto de San Sebastián
SanSebastianDonosti.com
Disfrutando en el puerto
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Mirando al mar
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Puerto San Sebastián
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La Concha desde el puerto de San Sebastián
Guillermo B.
Puerto de San Sebastián en 1890
Vistas del puerto de San Sebastián
Guillermo B.
Vistas del puerto de San Sebastián
Guillermo B.
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