Playa de Ondarreta (Beaches, Beaches & islands in San Sebastián / Donosti)
Es la más señorial, la más atractiva. La playa de Ondarreta, en el extremo oriental de la bahía de La Concha, es uno de los destinos más insignes de Donostia. 600 metros de longitud y 100 metros de ancho le confieren un perfil distinguido, personal, sumamente elegante, que hacen de ella un escenario ideal para disfrutar de toda clase de actividades deportivas, desde kayak, surf o bodyboard hasta piragüismo y windsurf. La calidad de su fina y dorada arena solo puede ser superada por sus aguas mansas y cristalinas, uno de los encantos de este mágico paisaje, que en 2007 obtuvo una vez más la máxima distinción de calidad de la Unión Europea (EMAS).
Sorprende la peculiar situación de Ondarreta. A los pies del palacio de Miramar, la playa está protegida por el islote de Santa Clara, espigón natural contra el mal tiempo, y al abrigo del monte Igueldo, 184 metros de roca y densa vegetación. El llamado Pico de Loro separa sus arenas de La Concha. Antes de la reforma de La Zurriola, las aguas de Ondarreta eran las elegidas por los amantes del surf, que no en vano continúan celebrando allí la Donosti Surfcity Winter Series. Este campeonato tiene lugar en marzo y supone un acontecimiento inigualable que cautiva a propios y extraños. El malecón que bordea la playa ofrece una grada privilegiada desde la que seguir el evento. Destaca las izquierdas rápidas y poderosas y el rebote de la ola al colisionar contra el muro, una delicia para los surferos y un espectáculo para el público.
Pero la playa también abriga un oscuro pasado. Hacia 1888, antes de la construcción de Martutene, las arenas de Ondarreta albergaron la cárcel de Guipúzcoa. Eran los inicios de la Guerra Civil cuando este lugar se convirtió en el destino de cientos de presos, tanto simples delincuentes como sospechosos y enemigos políticos. En su fachada oriental, podía leerse la máxima: "Odia el delito y compadece al delincuente". Los cimientos del edificio aun son visibles durante las mareas bajas.
Si nos remontamos a 1872 la historia nos vuelve a sorprender. En el contexto de la Segunda Guerra Carlista, estos arenales también fueron el lugar elegido para establecer un campo de maniobras que debía instruir al ejercito. Desde luego esta playa es mucho más de lo que parece.
Uno de los grandes alicientes de Ondarreta es su paseo marítimo. Al comienzo de sus siete kilómetros de trayecto, la icónica barandilla de La Concha acompaña al paseante en una experiencia inolvidable que comienza en el Pico de Loro y culmina en el Peine del Viento, querida y admirada escultura de Eduardo Chillida. Junto al paseo también encontramos la eminente escultura de la Reina María Cristina. Constituye el último de los monumentos a la memoria de la regente de España, erigido en 1942 por José Díaz Bueno sobre el antiguo pedestal.
Junto con La Concha y La Zurriola, este pequeño oasis recibe una asistencia masiva y cuenta con las mejores instalaciones y servicios. Desde vesturarios, duchas y baños públicos hasta equipos de vigilancia, salvamento y socorrismo, amén de la mejor oferta hotelera con cafeterías, restaurantes y bares en los alrededores. Durante el verano, se realizan además curso de piragüismo, natación o voleibol.
Porque Ondarreta es ocio, es historia, es aventura. Una playa de lo más vistosa, tanto por su marcada personalidad como por la paradisíaca geografía que la engalana.
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Pero la playa también abriga un oscuro pasado. Hacia 1888, antes de la construcción de Martutene, las arenas de Ondarreta albergaron la cárcel de Guipúzcoa. Eran los inicios de la Guerra Civil cuando este lugar se convirtió en el destino de cientos de presos, tanto simples delincuentes como sospechosos y enemigos políticos. En su fachada oriental, podía leerse la máxima: "Odia el delito y compadece al delincuente". Los cimientos del edificio aun son visibles durante las mareas bajas.
Si nos remontamos a 1872 la historia nos vuelve a sorprender. En el contexto de la Segunda Guerra Carlista, estos arenales también fueron el lugar elegido para establecer un campo de maniobras que debía instruir al ejercito. Desde luego esta playa es mucho más de lo que parece.
Uno de los grandes alicientes de Ondarreta es su paseo marítimo. Al comienzo de sus siete kilómetros de trayecto, la icónica barandilla de La Concha acompaña al paseante en una experiencia inolvidable que comienza en el Pico de Loro y culmina en el Peine del Viento, querida y admirada escultura de Eduardo Chillida. Junto al paseo también encontramos la eminente escultura de la Reina María Cristina. Constituye el último de los monumentos a la memoria de la regente de España, erigido en 1942 por José Díaz Bueno sobre el antiguo pedestal.
Junto con La Concha y La Zurriola, este pequeño oasis recibe una asistencia masiva y cuenta con las mejores instalaciones y servicios. Desde vesturarios, duchas y baños públicos hasta equipos de vigilancia, salvamento y socorrismo, amén de la mejor oferta hotelera con cafeterías, restaurantes y bares en los alrededores. Durante el verano, se realizan además curso de piragüismo, natación o voleibol.
Porque Ondarreta es ocio, es historia, es aventura. Una playa de lo más vistosa, tanto por su marcada personalidad como por la paradisíaca geografía que la engalana.
Playa de Ondarreta
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Vista de la playa de Ondarreta
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Playa de Ondarreta
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San Sebastián-Donosti. Playa y Montaña
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