Nombre: Fiesta de Caldereros
Tipo: Fiestas
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Información sobre Fiesta de Caldereros La Fiesta de Caldereros, una de las más antiguas y queridas de San Sebastián, acoge innumerables comparsas que recorren las calles de la capital guipuzcoana, desde Amara y Gros hasta los barrios menos céntricos, elevando un clamor de sartenes y martillos mientras cientos de voces entonan las melodÃas del genial Sarriegi. Durante el primer sábado de febrero, la ciudad se viste de fiesta para conmemorar la llegada de los caldereros húngaros en un desfile inolvidable que no te puedes perder.
Los orÃgenes de la fiesta se remontan a 1826, cuando un grupo de caldereros turcos desfiló por las calles de la Parte Vieja con carromatos, vestidos de zÃngara y otros elementos ya habituales. La situación de Donostia, entre Francia y España, propiciaba el paso de tribus nómadas y artesanos trashumantes que solÃan hacer escala en la ciudad. Dada su forma de vida basada en la reparación de utensilios y cacerolas de metal, se ganaron el apodo de los «Caldereros». La presencia de estos pueblos dejarÃa una huella indeleble en esta tierra. Tanto es asà que en 1884 la primera Comparsa de Caldereros de la historia recorrÃa las calles a golpe de sartén y cacerola. Aquella mañana de febrero el pueblo donostiarra recibÃa con los brazos abiertos la que serÃa una de sus más queridas fiestas, preludio a su vez de los carnavales de la ciudad.
Las primeras comparsas tendrÃan una vida irregular, bien por cuestiones polÃticas o climáticas, llegando incluso a desaparecer algunos años. Si bien en 1886 se cambió la fecha de la celebración por el mal temporal, parece ser que este factor, unido a una organización poco entusiasta, silenciarÃa la bellÃsima Begi urdi bat de Sarriegi hasta 1900. La entidad Euskal Fedea promoverÃa entonces el desfile de unos 52 húngaros acompañados de carros y orquesta que devolverÃa la vida al festejo. Poco después una fuerza mucho peor que las tormentas amenazarÃa seriamente a los Caldereros.
A principios del siglo XX, el Papa Pio X declararó laborable el dÃa de la candelarÃa, hasta entonces festivo, en un duro golpe a las comparsas, que pronto decayeron, perdiendo a muchos de sus seguidores. Aunque desde 1925 distintas sociedades como la de Gaztelupe o la de Gaztelubide darÃan un nuevo impulso al festejo, no serÃa sino mucho después cuando los caldereros habrÃan de resurgir. Indudablemente 1971 es un año crucial no solo para la continuidad de la fiesta sino para su supervivencia. Tomás Hernández Mendizabal, en vista de la falta de asistencia y participación, publicarÃa una nota en el periódico local haciendo un llamamiento a los Caldereros. No tendrÃa éxito, y posteriormente impulsarÃa la creación de la Comparsa de Caldereros del pueblo de San Sebastián, que contarÃa con el apoyo de numerosas sociedades y colectivos. Desde entonces, esta fiesta ha ocupado un lugar permanente en el corazón de todos los donostiarrras.
Además del encantador ambiente que envuelve al evento, con atractivos cánticos, coloridos carromatos e indumentarias de lo más pintorescas, también encontramos numerosos personajes que dan vida a la comparsa, como las Damas, el Director y sus Ayudantes, el Oso, la Osezna o el Domador; tampoco puede faltar la Reina, en realidad un hombre disfrazado que arrancará más de una carcajada. Y es que San Sebastián no solo ofrece los paisajes más extraordinarios o la gastronomÃa más sabrosa, sino también oleadas de diversión de la mano de los Caldereros, una fiesta que merece la pena conocer.